Conversamos con profes del “Bachillerato Popular Travesti Trans Mocha Celis”, del “Bachillerato popular 20 Flores” y con el director del “Bachillerato Popular 2 de diciembre” acerca de cuáles fueron los desafíos y aciertos que tuvieron en este 2020. Nos contaron, además, cómo funcionan los Bachis en donde trabajan, cuáles son sus particularidades y cómo se ven de cara al 2021.
Bachillerato Popular Travesti-Trans Mocha Celis
Sobre los orígenes
Los Bachilleratos Populares son una modalidad de nuestro sistema educativo orientada a jóvenes y adultes que no finalizaron o no iniciaron la escuela secundaria, otorgándoles un título de nivel medio. Estas experiencias surgen en Argentina hacia fines de los años 90 y proliferan en los inicios del 2000, a partir de la crisis social y de la agudización del desempleo.
Su conformación histórica, política y pedagógica es muy distinta a la escuela secundaria tradicional. Éstos surgen como experiencias de organización de la educación desde y al interior de distintos movimientos sociales con anclaje territorial tanto rural como urbano: desde movimientos campesinos hasta fábricas recuperadas pasando por asambleas barriales, organizaciones políticas-sociales y del movimiento piquetero. Estos movimientos se definen a partir de la tarea de emprender una lucha política contra múltiples situaciones de opresión.
Ariel Carpio, director del Bachillerato Popular “2 de diciembre” situado en Barracas, nos habla acerca del lugar de la educación de jóvenes y adultes en la educación secundaria: “En las últimas décadas hubo varias transformaciones en el sistema educativo. Entre ellas, la obligatoriedad del nivel secundario. Esto es clave para ver, por un lado, la expansión de la matrícula y de la cantidad de egresados de este nivel, y por el otro, las distintas formas de diferenciación en la formación, que se expresa tanto en el alto porcentaje de repitencia y abandono, como en los resultados de las distintas evaluaciones nacionales e internacionales. La Modalidad de Adultos también expresa dicha diferenciación: a los problemas anteriores se le suma una tendencia a flexibilizar y fragmentar las ofertas existentes. El contenido de todo esto hay que buscarlo en las características del capitalismo argentino con las condiciones impuestas a partir de la última dictadura militar: crecimiento y consolidación de la desocupación y venta de la fuerza de trabajo por debajo de su valor.”
Si bien estos tres Bachilleratos nacieron prácticamente al mismo tiempo (hace aproximadamente 10 años) la conformación, historia y organización de cada uno es bien distinta.
Manu Mireles nos cuenta que Bachillerato Popular Travesti Trans Mocha Celis se creó en 2011, después de muchos años de militancia de este colectivo en la Argentina. En este sentido, muchas personas pertenecientes al campo de las disidencias sexuales y los feminismos se unieron para crear este proyecto, el cual estuvo liderado por Lohana Berkins, Diana Sacayán, Francisco Quiñones (este último, actual director). Manu nos cuenta que es el primer Bachillerato Popular inclusivo para personas travestis y trans en Argentina y en el mundo; aunque luego aclara que abraza a cualquier persona que haya sido excluida, por uno u otro motivo, sistemáticamente del sistema educativo. Sostendrá que el Bachi trabaja con perspectiva de derechos humanos, de géneros, no binarie, y desde un atravesamiento interseccional, porque tiene en cuenta los distintos tipos de discriminación que puede haber con la multiplicidad de personas, en diferentes situaciones. Actualmente, funciona en el edificio de la Mutual Sentimiento, en el barrio de Chacarita, en el quinto piso de Federico Lacroze 4181.
Leonardo Gudiño es docente de la materia “Desarrollo de las comunidades” del Bachillerato Popular 20 Flores. “El Bachi”, surgido en el año 2010, forma parte del entramado de actividades políticas, educativas y culturales que funcionan dentro de la Asamblea de Flores, ubicada en el barrio homónimo, cuyo desarrollo se extiende desde los años 2000. La Asamblea, que funciona en un edificio “tomado” con salidas a la avenida Avellaneda y la calle Gavilán, está a su vez compuesta por una cooperativa de vivienda, múltiples talleres artísticos y culturales, aloja en su interior un Paebyt (Programa de Alfabetización, Educación y Básica y Trabajo), se realizan ferias de economía social, entre otras actividades, conformándose como espacio diverso en propuestas. Leonardo sostendrá que el Bachi es un proyecto político pedagógico y “una escuela bajo control obrero”, porque desde esa enorme premisa organizarse implica también gestionar una escuela en un marco horizontal, cooperativo y autogestivo.
Sobre su organización y autogestión
Si bien el Bachi 20 Flores tienen la figura de directorx y secretarix, en la práctica las decisiones se toman en una asamblea general de docentes, con modalidad plenaria. Esta asamblea tiene una frecuencia quincenal y allí se juntan docentes y otras personas que también gestionan la escuela, para tomar decisiones y definiciones de todo tipo. En este sentido, afirma Leonardo, no existen cargos de tipo piramidal; a pesar de que existe oficialmente el cargo de directora, no son figuras legitimadas en esencia. La legitimación pasa por la discusión en las asambleas. A su vez, están organizades por comisiones. Por ejemplo, la comisión de administración gestiona todos los procesos administrativos que una escuela tiene que llevar a cabo (alta y baja de docentes, gestiona la matrícula, etc). También tienen un espacio de Asamblea General, donde participan todas las personas que conforman la escuela, entre ellas les estudiantes, aunque este año de virtualidad, no pudieron llevarlo a cabo.
En “la Mocha”, como la llama Manu, el equipo directivo es amplio, diverso, plural y se establece con años de militancia. A partir del reconocimiento de este trabajo y de los intereses para ejercer distintos tipos de liderazgo dentro del espacio de asamblea, son convocades a participar de esos roles. Manu afirma que se trata de un espacio construido desde la lógica de la participación política y social, con una mirada popular.
Por otra parte, el “2 de diciembre” tiene una planta funcional muy similar a la de los CENS. Hay un equipo docente (con asignaciones por materia y hora cátedra), preceptor/a, secretario/a y director/a. La principal diferencia hoy en día radica en la selección docente, que no se realiza por acto público sino de acuerdo a ciertos criterios establecidos: trayectoria en la escuela, formación y experiencia docente en el nivel y/o en la modalidad. Cuando realizan entrevistas, piden que les cuenten qué y cómo enseñarían los contenidos de la materia. En los últimos años, los espacios de organización fueron quedando acotados a los espacios de mejora institucional (EMI) -único espacio que el Estado reconoce para pensar la escuela. Hasta no hace mucho la organización que tenía el Bachi implicaba una cantidad enorme de trabajo no reconocido salarialmente, que era realizado como parte de la militancia: desde el funcionamiento en parejas pedagógicas (siendo que el Estado no las reconoce) hasta distintas formas de encarar las acciones político-pedagógicas. Había asambleas, plenarias, reuniones por área; distintos espacios de toma de decisiones colectivas acerca de todo lo que hacía al funcionamiento de la escuela. Ariel Carpo, director del Bachi, afirma que no hay dudas de que la organización colectiva funcionaba mejor, pero fueron en otra dirección conscientemente. Fue un recorrido en el que se priorizó la organización con el conjunto de los/as trabajadores de la educación, participando y acompañando distintas luchas sindicales.
Si bien los tres Bachis están adscriptos al Ministerio de Educación del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, de la Dirección de Educación del Adulto y el Adolescente, otorgan títulos oficiales y tienen reconocidos algunos de los cargos docentes, el financiamiento otorgado es totalmente insuficiente. En este sentido, Leonardo sostendrá que la educación de jóvenes y adultes en la educación secundaria tiene un lugar profundamente desplazado. Nos cuenta que una compañera, en una jornada de lucha realizada este año, le dijo que para ella “son el último orejón del tarro”. Leonardo asiente en esta triste metáfora y nos cuenta que, ya de por sí la educación de jóvenes y adultes tiene poco presupuesto y que ese poco presupuesto nunca llega a los bachis. Sostendrá que “el lugar que tiene la educación de jóvenes y adultos en educación secundaria es de mucho descuido y está destinado a convivir y gestionar la precariedad”.
Manu nos da un panorama similar. A pesar de ser reconocides por el Ministerio, este no financia integralmente ni cede el espacio. En el caso de “la Mocha”, tienen una cooperadora, a través de la cual gestionan la mayor cantidad de eventos y actividades posibles, que les permiten reunir fondos para sostenerse. En el caso del “Bachi 20 Flores”, tienen una comisión de finanzas, que gestiona los números de la escuela.
El "2 de diciembre" funciona en la escuela 11 de Barracas en el turno vespertino. Esto implica compartir el espacio con las otras escuelas que funcionan en el edificio. También hace al cuidado y a la lucha por mejores condiciones de infraestructura en todas las escuelas públicas de gestión estatal.
Leo Gudiño, Bachi 20 Flores - Ph: Julieta Arévalo
La autogestión en tiempos pandémicos
La mayoría de los Bachis, además de la falta de financiamiento, tienen en su población estudiantil a personas desocupadas, con trabajos informales o precarios. Sostendrá Leonardo que la pandemia vino a visibilizar que existe una población muy vulnerable que tiene su existencia precarizada, que no tiene los derechos básicos garantizados. En este sentido, uno de los desafíos principales de este 2020 fue poder ayudarles para que vivieran este año lo mejor posible y para que nadie pasara hambre.
En el caso de la Mocha, el desafío cuando empezó la cuarentena era doble. Por un lado, no sabían si tendrían el dinero suficiente para pagar las expensas y sostener el espacio. Además, la mayoría de sus estudiantes no podían sostenerse, pagar el alquiler o alimentarse. A partir de esto, decidieron crear el “Teje solidario”. Cuenta Manu: “Llamábamos a nuestras estudiantes cuando comenzaba el ASPO, y quizás nos decían “tengo comida para una semana”. Al encontrarnos con esa situación lo que hicimos fue activar a través de las redes sociales, para que la gente de la ciudad pudiera acercar algo, cumpliendo el protocolo. Por ejemplo, tengo una persona trans que vive en Almagro. Y al mismo tiempo, a cinco cuadras, una persona que puede donar comida, dinero o abrigo. Entonces ahí creamos El Teje Solidario, que es una red de cuidados y abrigos.” Manu sostendrá que no es una red asistencialista, sino que se trata de dar soporte y contención no sólo afectiva o con alimentos, sino también psicológica, psiquiátrica o jurídica, porque hubo una gran cantidad de casos de desalojo y se redobló la violencia contra la población travesti-trans. “El teje” comenzó con 80 personas de la Mocha, y con 30 xadrines (personas que establecen un vínculo afectivo directamente con quienes participan del Teje). Ahora participan más de 1100 personas de toda la Ciudad de Buenos Aires y el Gran Buenos Aires, con el acompañamiento de más de 350 personas voluntarias. Además, también tienen voluntaries de la Cruz Roja y contaron con el apoyo del Ministerio de Desarrollo Social, del Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad.
El Bachi 20 Flores también tuvo que re-organizarse. Leonardo nos cuenta que, hasta este año, muchas veces los aportes necesarios para diferentes urgencias los realizaban de los propios salarios de les profes. Sin embargo, lo urgente este año se prolongó en el tiempo y resultó insostenible poder seguir aportando individualmente. Es por esto que buscaron diferentes formas de auto-financiarse. Dirá Leonardo que “a raíz de todo lo que pasó este año, nos dimos cuenta de que era necesario generar un proyecto productivo y sustentable que nos permitiera generar recursos”. Gracias a los “Viernes culturales” –espacio de encuentro virtual donde participaron diferentes artistas-, las rifas y el pedido de donaciones, pudieron sostener a lo largo del año –junto con la Asamblea 20 Flores- la entrega de bolsones de alimentos para personas del barrio, entre elles, estudiantes del bachi.
La organización del Bachi “2 de diciembre” también se vio afectada por el ASPO. Ariel lo describe de la siguiente manera: “Nosotros/as nos seguimos reuniendo para ir pensando distintas estrategias para sostener la continuidad pedagógica que exigía el Estado. Una exigencia que no tenía como contrapartida las condiciones necesarias para enseñar y aprender garantizadas. Nuestros estudiantes no recibieron del Estado ni viandas, ni computadoras ni conexión. Tampoco los/as docentes. Con la agudización de la crisis decidimos colectivamente aportar a organizaciones políticas que funcionan en el barrio como un modo de contribuir a enfrentar distintas problemáticas, entre ellas, la falta de luz y agua potable”.
Los desafíos pedagógicos
Para la mayoría de los Bachis, la presencialidad es un eje fundamental. Si bien es cierto que el sistema educativo en general no estaba preparado para la virtualidad, en el caso de les estudiantes de los Bachis la situación se volvió más compleja dada la precariedad en la que ya de por si se encontraban. “Nuestra escuela es presencial porque consideramos que el aula es uno de los pocos lugares donde los estudiantes pueden llevar a cabo todo lo que implica aprender: escuchar la clase, preguntar, aclarar consignas, hacer tareas y correcciones. Sin el aula, sin los espacios de la escuela, el impacto en la organización del trabajo se hizo notar”, afirma Ariel.
Sostendrá Leonardo que “los desafíos estuvieron atravesados por esta cuestión más transversal que tiene que ver con lo socio económico y la vulnerabilidad de lo cotidiano. Que exista en la familia un solo celular para que de ese celular hagan las tareas todes les hijes más la madre que es quien cursa en el bachi, era muy complicado. Muches tuvieron que empezar a rebuscársela para ver cómo conseguir trabajo, cómo conseguir el mango, y eso se convirtió en prioridad, antes de hacer los trabajos que enviamos desde el bachi.”
En el caso de la Mocha, la situación es muy parecida. La mayoría de las estudiantes no tienen acceso a computadoras o a internet, por lo que la cursada se armó con grupos de WhatsApp. Manu nos cuenta sobre su organización: “se cursan tres años, así que hicimos un grupo por año, y hay docentes que coordinan esos grupos. A través de estos grupos se gestiona todo lo que tiene que ver con TPs, con tareas, de cada una de las materias. Hemos tenido algunos espacios de encuentro virtual, siempre con esta idea de sostener afectivamente el vínculo con nuestra comunidad”.
En el Bachi 20 Flores también el uso de grupos de WhatsApp ha permitido sostener la continuidad pedagógica. Al igual que la Mocha, la cursada tiene una duración de tres años y, si bien para cada año ya existían los grupos de whatsapp, tuvieron que construir nuevos acuerdos sobre qué podía circular por allí y como re-habitar un grupo de intercambio virtual, cuando no estaba luego la presencialidad. También promovieron otros usos de Facebook, armando grupos pedagógicos y creando unidades temáticas, que te permite realizar desde la propia página. Además, realizaron diferentes videoconferencias y videos.
Leonardo nos cuenta que hubo tres ejes en los que tuvieron que trabajar: las readaptaciones curriculares, la integración de áreas y el rol de las tutoras en el seguimiento de cada estudiante. En relación al primero, realizaron a lo largo de todo el año cuadernillos impresos –que se entregaban junto con el bolsón de alimentos- que tuvieran en cuenta la no-presencialidad y que estuvieran escritos con un registro discursivo que no resultara expulsivo, sino todo lo contrario. En cuanto a la articulación de áreas, este trabajo ya venía realizándose desde antes de la cuarentena, pero, en algunos casos, se fortalecieron aún más, conformando “una gran materia pedagógica”. En el caso de las tutoras, docentes mujeres que realizan el acompañamiento socio pedagógico de las trayectorias de les estudiantes, Leonardo sostendrá que “hubo una intervención por parte de ellas que, por, sobre todo, facilitó, canalizó y garantizó, que las trayectorias pudieran suceder, pudieran de alguna u otra manera continuar con su curso”. El seguimiento particular de cada estudiante permitió trabajar durante el año con las subjetividades y situaciones puntuales de cada une.
En relación a les estudiantes de primer año, el desafío estaba puesto en cómo lograr que se sintieran parte del espacio, así como que conocieran cómo es una clase en un bachi, en un espacio popular de educación de adultes, cómo lograr que transitaran acompañades el reencuentro con su proceso de escolarización, en muchos casos trunco por muchos años. En el caso de tercer año, la complejidad pasaba por cómo hacer que puedan terminar sus estudios en el bachi, cómo lograr que no abandonen ante las dificultades ya mencionadas. Para este grupo, las readaptaciones de los proyectos y de la currícula tuvieron un rol fundamental, porque permitieron que les estudiantes de tercer año pudieran sentir que, pese a la falta de presencialidad, era posible de realizar.
El Bachi “2 de diciembre” también adaptó su modalidad a las nuevas condiciones: “Pensar en una cursada virtual en estas condiciones no era posible. Decidimos priorizar contenidos, armar materiales y tratar de sostener el vínculo pedagógico a partir de la realización de las actividades propuestas”, expresa Ariel. “Tratamos de buscar distintas maneras de que los/as estudiantes pudieran canalizar sus dudas e interactuar con los/as profes”. Las trayectorias fueron más heterogéneas que en años anteriores. Hubo estudiantes que fueron haciendo los trabajos, con mayor o menor interacción; otros hicieron solo algunos y hubo quienes no pudieron realizar ninguno. En todos los casos, se buscó seguir en contacto y estar antentxs a las situaciones que están atravesando lxs estudiantes. Se les compartió información sobre becas, comedores y merenderos del barrio, etc.
Lo que la pandemia nos dejó
Incluso en un año tan duro, podemos destacar algunos “logros” y aprendizajes. Para el director del Bachi “2 de diciembre”, algo que se puede destacar de este proceso fue la organización y la comunicación del equipo docente: “Destaco la posibilidad de pensar colectivamente los problemas a los que nos fuimos enfrentando. Pensamos propuestas y las fuimos revisando en base a cómo iban respondiendo los/as estudiantes. El tipo y la cantidad de trabajos a enviar, cómo hacer las devoluciones, de qué manera sostener el vínculo con la escuela y con los trabajos enviados. También pudimos pensar en nuestras condiciones de trabajo y lo que se nos estaba exigiendo. Elaboramos un posicionamiento colectivo sobre la llamada continuidad pedagógica y la vuelta a clases.” A su vez, lxs profes del Bachi acompañaron y apoyaron las luchas por dispositivos y conexión para garantizar la enseñanza y el aprendizaje, y demandaron altas en los cargos que estuvieron frenados, en la lucha por más y mejor educación. “Todo esto que pudimos ir haciendo va definiendo quienes somos”, expresa Ariel.
Los Bachis: mucho más que una escuela
Si bien estos tres Bachis resaltan que son una escuela, que tienen como faro las propuestas pedagógicas y con reconocimiento oficial, el Mocha y el Bachi de Flores también sostienen que son mucho más que una escuela.
En el caso del Bachi 20 Flores, para Leonardo es un gran acierto haber decidido políticamente, junto con la Asamblea, generar un espacio de bolsones solidarios, porque entienden que la escuela también tiene que tener un rol social y una perspectiva comunitaria y solidaria. Al mismo tiempo, apuestan a la organización política junto con otros bachis, con los que discuten y aprenden de sus experiencias. Es por esto que el Bachi participa de la "Coordinadora de los Bachilleratos Populares en lucha”.
En el caso de La Mocha, Manu sostendrá que “más que una escuela, es una familia”. Allí se da la construcción de lazos y vínculos que permiten acompañar al colectivo travesti-trans de una forma que no le fue posible anteriormente en ninguna institución. “Algo muy frecuente que nos dicen nuestras estudiantes es que es la primera vez que están en un lugar en el que sienten que son tratadas con respeto, ‘la primera vez que me llaman por mi nombre, la primera vez que me tratan bien, que no me tratan como si fuese menos’. Nos lo dicen constantemente”, sostiene Manu.
A su vez, se proponen generar conocimiento que tenga un sentido para el colectivo travesti – trans, que se enmarque desde la teoría travesti latinoamericana. Algunos de los ejemplos que nos da Manu son: “producimos La Revolución de las Mariposas, que es un documento que releva la situación travesti-trans en la Ciudad de Buenos Aires. También tenemos un documental que se puede encontrar en Cine.ar. Cada año el grupo de estudiantes que egresan producen una publicación de esta naturaleza. También tenemosTravar el saber, que es un libro que recoge relatos en primera persona de las trayectorias de las compañeras travesti-trans en el sistema educativo. Tenemosuna muestra de fotos, llamada Presentes, compuesta por treinta retratos, acompañados de relatos de lo que les pasó en la educación formal, durante su paso por la Mocha o después de él.” El objetivo de las diferentes producciones es poder “poner en valor, recuperar, documentar, recabar información, que permita debatir en términos sociales y la garantía de derechos de las personas travesti-trans.” A su vez, en la Mocha tienen talleres de formación en oficios y propuestas ligadas a lo artístico. También organizan “las Mocha Fest”, eventos en los que recaudan fondos, pero que también permiten mostrar diferentes tipos de arte queer, drag, trans. Además, tienen un taller de defensa personal feminista, a cargo de compañeras trans.
Ariel, en cambio, plantea que el desafío es funcionar con las condiciones y problemáticas que enfrenta el conjunto de la docencia en la generalidad de las escuelas de la Ciudad de Buenos Aires. Desde esas condiciones es que piensan las materias, los contenidos, la enseñanza y el aprendizaje, la ESI. Lo que está en juego en la escuela pública es la formación de la fuerza de trabajo, principalmente, la de esa parte de la población obrera que la vende en las peores condiciones.
Los desafíos para 2021
La Mocha tiene dos desafíos claves para el año que viene. Por un lado, poder conseguir un espacio propio donde poder gestionar los diferentes proyectos que tienen. Además, a partir del Teje solidario, se duplicó la matrícula: pasaron de ser 110 estudiantes, a ser 230. Hay muchas otras personas que también quieren sumarse a partir de la firma del decreto de Cupo laboral trans.
Leonardo sostiene que uno de los desafíos para el 2021 es pensar la vuelta a la presencialidad. Esto trae muchas aristas para organizar; entre ellas, pensar cómo garantizar la autogestión de los recursos indispensables para hacerlo (por ejemplo, tener alcohol en gel) teniendo en cuenta el prácticamente nulo financiamiento que reciben. También, poder pensar y re-armar las trayectorias de les distintes estudiantes, particularmente de aquelles que ha resultado muy complejo acompañar. Una de las ideas que tienen es que los grupos de docentes de cada año, puedan pasar con los grupos de estudiantes que tuvieron en 2020, para poder garantizar la continuidad pedagógica y el seguimiento individual y grupal del trabajo realizado. También, sostiene Leonardo, será necesario realizar nuevamente una readaptación de los contenidos. En parte, porque durante este año se han priorizado algunos ejes nodales y se han dejado otros por fuera que, sin embargo, también forman parte de la propuesta curricular y de lo que desean que se aprenda en el Bachi.
Les dos profes se imaginan el 2021 como un año de festejo y de reencuentro. En el caso del Bachi 20 Flores, porque este año no pudieron festejar sus diez años. Leonardo imagina la posibilidad de celebrarse, de reivindicar la historia construida hasta el momento, aquella que tanto cuerpo y tanta militancia les ha demandado. Por su parte, la Mocha cumple el año que viene sus 10 años. Además de festejar la década, también tiene otro motivo: este año han logrado constituirse como Asociación Civil, con el apoyo de la Inspección Genetal de Justicia (IGJ), que emitió una resolución que hace que los trámites para organizaciones que trabajan temas de género y diversidad sean gratis y mucho más simples. Junto con Mujeres Trans Argentina fueron las primeras organizaciones que lograron hacerlo. Esto les permitirá poder darle continuidad a los diferentes proyectos empezados. el apoyo estudiantil, las actividades culturales, los espacios de deporte, la línea editorial, los talleres de formación en ESI y disidencias sexuales, el taller de nuevas masculinidades, la escuela popular de Géneros y diversidad, en conjunto con Casa Brandon, para la formación de activistas en derechos humanos de la población LGTBQ+. Además, tienen pensado poder armar un comedor popular.
Ariel, por su parte, se pregunta por el escenario para lxs trabajadorxs de la educación: “El 2021 va a ser muy duro para el conjunto de la clase obrera. Los/as docentes vamos a tener que enfrentar distintos ataques e intentos de ajustes como venimos recibiendo desde hace décadas. Por un lado, el salario viene mostrando un deterioro cada vez mayor, lo que hace que cada docente se vea forzado a buscar más cargos u otros trabajos para llegar a fin de mes. En la legislatura se continúa con la tendencia a la baja del presupuesto destinado a Educación, algo que puede derivar en más ajuste salarial, en más intentos de cierre de cursos y en un mayor ataque a nuestras condiciones de trabajo”, expresa.
También advierte sobre la cantidad de trabajo no reconocido salarialmente que implicará el acompañamiento de las trayectorias de los/as estudiantes en el ciclo 2020/2021: “Me pregunto por la fuerza que tendremos para luchar de manera colectiva para exigir que se garantice todo lo que implica acompañar trayectorias cada vez más heterogéneas. Me pregunto por el papel que tendrán los sindicatos mayoritarios en la lucha salarial y en la exigencia de condiciones que no nos lleven a un deterioro cada vez más acelerado de nuestros cuerpos”.
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Ariel Carpio
Trabaja desde hace diez en el Bachillerato Popular 2 de diciembre. Dio clases hasta el 2019, año en que asumió la dirección. Es docente en la escuela La Salle de González Catán y este año comenzó a trabajar en un profesorado.
Leo Gudiño
Marika, docente, militante y periodista. Educador en el Bachillerato Popular 20 Flores y en escuelas públicas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Redactor en el Suplemento Soy del Diario Página 12, y en Cosecha Roja; conductor del programa "Feria de besos" por FM La Patriada.
Manu Mireles
Es Secretaria Académica y docente del Bachillerato Popular Travesti Trans Mocha Celis. Secretaria general y socia fundadora de la Asociación Civil Mocha Celis y Coordinadora General de la Escuela Popular de Géneros y Diversidad Mocha Celis - Brandon. Se presenta como marica migrante, activista trans no binarie y transfeminista. Docente e investigadora de la UBA y la UNTREF. Trabaja en la Mocha desde 2013. Contactos: @personanobinaria, @mochacelis
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